Toma consciencia de tus Creencias

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Complicado suele resultarnos, tomar consciencia de las creencias que nos limitan y hasta qué punto son limitantes para nosotros. En cambio, generan un sufrimiento, una prolongación del dolor que no nos permitimos experimentar.

¿Y si pudieses desmontar tus creencias y abrazar el dolor para reducir tu sufrimiento? ¿No te sentirías más libre? ¿No te liberarías del personaje que has forjado? ¿No vivirías las experiencias más en paz? ¿No te encontrarías con  realmente quien tú eres?

¿Qué son las creencias realmente?

El ser humano constantemente forja nuevas creencias  sobre sí mismo tomándolas como verdaderas y materializándolas aunque sea de forma inconsciente. Para forjar esas creencias, la persona se basa en dos fuentes de información, una de ellas intrínseca, basándose en sentimientos, pensamientos, en el juicio que hace sobre las experiencias y en juicios mentales internos y otra fuente extrínseca, basándose en opiniones de los demás y en juicios que le llegan del exterior.

Las creencias, por lo tanto, son un producto de una serie de acontecimientos siendo el fruto de una información, que se presupone, tomándola como verdadera. El riesgo, es que al creer cierta información, creamos una realidad en base a esa información y por lo tanto acaba materializándose esa creencia plasmándose en la realidad.

Las creencias como fruto de la materia

Podemos por lo tanto, entender las creencias como una información, basada “en la forma”, lo que engloba nuestro cuerpo y el mundo material, es decir nuestro personaje. Como personas, forjamos un personaje, en la infancia, gracias a la herencia sistémica, a través de los traumas, las heridas, la cultura, la educación, unos valores y una moralidad, unas experiencias y por supuesto unas creencias.

Transformando la materia

Cuando el movimiento surge más allá de la forma, se “trans-forma” en espíritu. Es decir, el espíritu, no tiene forma, surge de la transformación de la forma en sí misma transformándose en espíritu.

Al igual que la materia, podemos transformar nuestras creencias, yendo más allá y viendo al personaje desde los ojos de la mónada.

Desde ese lugar, podemos tomar consciencia y desmontar las creencias del personaje, creando una comunión sagrada y auténtica entre el espíritu y el cuerpo que podríamos también denominarlo como un vehículo o avatar. Cabe mencionar, que al ponerle palabras parecen estar separados el uno del otro, pero que en ningún caso está separado. También es importante mencionar, que lo que hemos denominado mónada, hace referencia a lo que se encuentra dentro de cada persona cuando es contemplado fuera del personaje, es decir, es la nada que todo lo contiene.

¿Por qué desmontar las creencias?

Las creencias, son limitantes, dado que son fruto de la interpretación que ha realizado cada persona sobre los sentimientos, los pensamientos y las experiencias que ha ido teniendo. Además tenemos que tener en cuenta, que cada persona forma sus creencias, pero desde su propia experiencia o realidad, es decir desde los ojos de un personaje que lleva en una gran mochila de traumas, conflictos, heridas y experiencias. Por lo que las creencias no se han creado bajo una realidad objetiva, sino subjetiva.

Desde ese lugar, las creencias que se forjan, son fruto de las limitaciones personales de cada uno y al final nos limitan o mejor dicho, limitan al personaje. Detrás del sufrimiento de las personas, se encuentran creencias que se han establecido y que no se han logrado desmontar, generando mucho sufrimiento en sus vidas, como he podido experimentar en consulta como terapeuta. 

El riesgo de creer ser solo personaje forjado y sus creencias

Las creencias, tienen ciertos riesgos para el personaje que nos forjamos, dado que al obtener una idea determinada sobre uno mismo, la hacemos realidad y por lo tanto se acaba materializando.

Creer es crear y como el ser humano, tiene la capacidad de materializar y hacer realidad consciente o inconscientemente aquello que cree, puede entrar en un círculo vicioso cocreando así su propia realidad.

Esto es lo que por otro lado, hace tan mágica  la experiencia de la vida en la tierra, que cada persona puede ver y vivir su propia realidad dentro de una misma realidad común. Realmente algo fascinante, para experimentar como seres humanos dentro de una experiencia material.

¿Cómo desmonto mis creencias?

Realmente, desmontar las creencias es mucho más sencillo de lo que puede llegar a parecer. Eso sí, requiere una toma de consciencia y esa toma de consciencia se convierte en necesaria cuando el sufrimiento se comienza a materializar. El dolor es puntual, el sufrimiento surge cuando no nos permitimos vivir ese dolor y lo rechazamos.

Para desmontar las creencias puedes seguir éstos pequeños pasos:

  • El proceso de desmontar la creencia comienza tomando consciencia del sufrimiento. A continuación conviene preguntarse: ¿Cuál es la emoción que siento? ¿Qué acontecimiento la ha provocado? ¿Cuándo he tenido esa emoción anteriormente? ¿Qué me pasó en mi infancia asociado a esta emoción, pensamiento, acontecimiento o creencia?
  • Llegarás a un punto de inflexión, donde habrás desmontando la creencia y te darás cuenta que ha sido fruto de una secuencia de emociones, pensamientos y acontecimientos que han surgido en tu vida. Y conseguirás ver al personaje liberado de esa creencia.
  • Ahí entra un tipo de consciencia superior, la que podemos denominar consciencia Crística. Ahí puedes encontrarte con la inocencia, porque entiendes que el personaje se ha forjado esa creencia en base a una serie de experiencias y acontecimientos dolorosos que ha tenido que atravesar, pero que en ningún caso es culpable de nada, sino inocente.
  • Pasamos al siguiente punto, un punto fundamental, la responsabilidad. Cuando nos sentimos inocentes, podemos responsabilizarnos de nuestra creencia y de nuestro personaje. Entonces, desde los ojos del espíritu, tus verdaderos ojos, puedes abrazar al personaje, abrazar la creencia y abrazar los sentimientos y los pensamientos que han nacido de esa creencia.
  • Ahora conductualmente puedes romper con esa creencia. Y ahora, una vez existe la toma de consciencia,  puedes comportarte libre de esa creencia.

Pongamos un ejemplo para que se entienda mejor:

Me genera sufrimiento el creer que soy una persona poco sociable. Tomo consciencia de que es una creencia.

  • ¿Qué ha generado mi emoción? El sentir que la gente es distante conmigo.
  • ¿Qué acontecimiento la ha provocado? Ver a los demás teniendo un bonito vínculo entre si.
  • ¿Cuándo he tenido esa emoción anteriormente? En la infancia, con los compañeros del colegio.
  • ¿Qué me pasó en mi infancia asociado a esta emoción, pensamiento, acontecimiento o creencia? Sufría acoso escolar o el rechazo de algún compañero.

Mi personaje ha creído ser poco sociable por una serie de acotamientos en mi vida. ¿Pero es eso realmente cierto? No, es fruto de una información que ha adquirido mi personaje en base a su experiencia y la interpretación que he hecho de esa experiencia.

 Abrazo a mi personaje, porque yo no soy mi personaje, soy mucho más, el conductor que conduce el vehículo que es mi cuerpo, le veo inocente y me responsabilizo. Mi personaje por lo tanto descansa, dado que ya me ocupo “Yo” que soy el todo, de todo aquello que le preocupaba y desde ahí abrazo al personaje, comprendiendo todo por lo que ha pasado y  admirándole por ello, por su fuerza y su resistencia. 

Ahora me puedo comportar de forma sociable y me acerco a la gente. Comprobaré como mi creencia me limitaba y realmente hacía que fuese poco sociable por miedo a ser rechazo por los demás. Al sentirme así, parecía que era poco sociable y al final lo que se materializaba era una falta de sociabilidad basada en una creencia, que en ningún caso era real. Por lo tanto, mi creencia, creó mi realidad.

La liberación desde la toma de consciencia

La liberación la encontramos, cuando conseguimos desmontar al personaje que hemos creado con el tiempo y tomamos consciencia de quien realmente somos. Desde ese lugar, conseguimos ver al personaje como inocente, dado que ha sido el resultado de la vida que ha vivido con todo lo que  eso conlleva. Cuando conseguimos ver la inocencia, podemos responsabilizarnos de nuestro personaje y nuestro avatar, creando conscientemente una comunión sagrada entre ambos, y forjando una unión de algo que en realidad nunca estuvo separado.

Las creencias por lo tanto, nos ayudan a encontrarnos con quien realmente somos, el todo.  Cuando esto sucede, incluso podremos ver que no hay diferencia entre la existencia y uno mismo y que uno mismo es toda la existencia experimentándose diferentes formas. 

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Marta Cela Álvarez

Psicóloga y Psicoterapeuta Transpersonal. 

(Artículo escrito en 2016) 

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